4 sept 2013

Ensayo sobre la certeza




  Equivocarse es al fin una opción más. ¿Porque no? ¿En que manual de instrucciones dice que siempre habrá de lograrse el paso a paso con éxito?. La excepción a la regla merece la imperiosa necesidad de ser ejercitada.
  El quiebre de las normas ayuda a comprenderlas, a desligarse de ellas, a poseerlas, a hacerles culto, a detestarlas. A adjudicarse las propias y desterrar las inútiles. No existe la desición perfecta, ni la acertada.  Nunca sabremos con exactitud lo que deberíamos haber hecho.

  No nos es dada la certeza de las pequeñas cosas. Ni la simpleza del camino correcto, ya que debiera definirse el termino correcto y su inclusión en el lenguaje humano, adjudicaría a cada motivo tantas opciones como personas.
  Ni siquiera la adecuada toma de decisiones nos revelará formulas mágicas. Porque es posible que a pesar de la experiencia, una y otra vez, perdamos la convicción de haber elegido bien o tropecemos por costumbre y varias veces, con la misma piedra.

  Es que al momento de definir, estaremos solos. Seremos un punto en el espacio insignificante de las dudas. Quizás solo nos tienda una mano cálida la intuición, pero la deriva retardará la desición con su falta de brújulas. Congelará nuestra respiración al minuto de decidir.

  Definiciones que pueden cambiar, tal vez, y a través de un monosílabo el curso de nuestras vidas, la corriente hacia donde se dirige el agua torrencial de nuestro río. La meta hacia el encuentro de dos minutos de felicidad. Sin atajos, por la autopista directa. Sin peajes ni condiciones.

  El corazón no sabe de razones, como el alma no entiende de conveniencias y cálculos. Se piensa o se siente. Ambas cosas solo desnudarán incompatibilidad de acción, confusión en alza, incertidumbre estática, parálisis sin sentido.

  El consuelo se vislumbra al entender que todo pasa, el tiempo y el porque de las cosas están condicionadas a una duración propia que decantará quebrando indefectiblemente la eternidad de la pregunta.
  El sí, no tardará en llegar. Nos es dada solo una vida. Somos responsables de volverla diamante pulido, volcán en erupcción, ruleta rusa o planicie en el desierto.

  No podremos, los humanos, pasar el resto de los días sumergiendo la búsqueda de los sueños en las equivocadas aguas de la conformidad. No es justo engañarse tanto. No es acertado enceguecerse ante la maravillosa posibilidad de tomar vuelo. 

  No es adecuado por miedo a vivir, matar antes del intento.

  Apenas puede uno sostener lo que, opacado por la verdad, no tardará en caer.

28 ago 2013

Volver

Esta es una historia basada en un sueño, basado en una historia.




  Un día decidió volver a casa. Hacía años que no veía el barrio y todo parecía estar como lo había dejado.   Dobló por la esquina arrastrando la valija y castigándola en cada pozo. Una mezcla de nostalgia y apatía se apoderó de su mente cuando se encontró de frente con la puerta de pino blanca que tantas veces había sabido atravesar. Respiró profundo y abrió el picaporte.

  La imagen de dulce hogar que tenía en su cabeza era completamente distinta a la que sus ojos se negaban a ver. Una espesa capa de polvo cubría los muebles asesinados por el tiempo y las polillas.
  Subió por las escaleras que se quejaban a casa paso amenazando con ceder. Apartando telarañas, cruzó el pasillo hasta lo que alguna vez fué su habitación, su refugio, su caja de recuerdos. 
   Pero las fotos ya no adornaban la pared, la cama ya no era capaz de dar descanso a nadie y la ventana no brindaba mas vista que suciedad y manchas amarillas.
  Siguió recorriendo la casa con determinación, pisando vidrios rotos y sin cautela. Nada. Nadie.
  No se oían las peleas de sus hermanos, ni los gritos de su madre ni el tele prendido en el canal de deportes.   El silencio era ensordecedor.

   Antes de perder la cabeza por completo decidió salir a buscar una explicación. Recordó que era Sábado, día de partido. Abandonó sus pertenencias y corrió lo mas rápido que pudo hasta el club del barrio.
  Al cruzar el portón vió caras conocidas y el alivio se apoderó de su cuerpo. Disminuyó la marcha, no quería que su desesperación asuste a sus amigos. Reconoció la camiseta del equipo visitante, se estaba dispotando el clásico. Cancha llena.
  Subió las gradas y saludó a la fiel hinchada. Todos le devolvieron un frío “Hola” como quien saluda por respeto. Se había imaginado una recepción mas calurosa después de tanto tiempo de ausencia.
  Esperó diez minutos hasta la pitada final del arbitro y salió al encuentro de sus ex-compañeros, pero nadie recibió su abrazo y las miradas de extrañeza se le clavaron en la nuca.
  Dió media vuelta y vió irse a su equipo camino al vestuario, mirando de reojo y preguntándose por lo bajo sobre esa persona desconocida.

  Entonces se sintió ausente. Olvidó sus recuerdos y tapó sus imágenes. Observó a su alrededor y ya no reconocía nada, todo era extraño. Tenía que volver a casa pero, ¿Dónde estaba?.


3 abr 2013

Bienvenidos a mi demencia

Mi nombre es completamente irrelevante ya que si mis ojos hubiesen sido verdes, mi nombre hubiera sido Lucía.  Me habrían dicho Lu y la mayor parte de la gente se confundiría con Luciana, Ludmila, y otras luces.
 También me podrían haber puesto esos espantosos apodos como Mili, Lena o Milita con el que llaman a las Milenas. Tampoco me gusta decir que me llamo Milena porque es así como me dicen cuando alguna cagada me mandé.
 No tengo nombre, por ahora.

 En cuanto a mi persona, es de esas que se quejan de la gente o de la no gente. Me molestan más que nada los clones andantes de Ken y Barbie completamente irreconocibles ante tantos pelos extremadamente largos, tantas caras de asco y tanta imbecilidad junta.
 Me molesta la gente, pero mayormente me molesto yo.

 También me gustan cosas. Me gustan los viejos que te dan charla en el bondi, las conversaciones desde cero, el café, el olor a libro nuevo, caminar hasta que tus pies te supliquen que pares, la lluvia, la carita pedigueña de los perros, conocer gente sin conocerla, las manos, la soledad, la guitarra, los rulos toing.

 Soy de esa clase de persona que llora a solas contándole los problemas al perro, perdiendo cada gramo de dignidad que nunca tuve, pero aún así, cuando me preguntan contesto ”Re bien, ¿Por?”.
 Soy de esa clase de persona que necesita atención y pasar desapercibida al mismo tiempo.
 Odio los cambios así como odio la estabilidad. Mi mente se basa en contradicciones constantes, es insufrible. ”No se lo que quiero pero lo quiero ya”. Hola.

 ¿Tenés pareja? No. Soy un apio. Los apios no tienen pareja. El amor se la come y por eso yo me como al amor.

 Me gustan los sweaters, mucho. Me gusta el café, mucho. Me gusta dibujar, mucho. Me gustan las verduras y las cosas ricas. Me gusta como cocina mi bisabuela.
 Creo que perdí la cordura, la dignidad, la capacidad de razonar, la belleza, la mente, la cabeza. Aún así hay algo que nunca voy a perder: la sonrisa.

 Los lápices se convirtieron en mis mejores amigos y el papel en mi psicólogo. Odio los psicólogos y los médicos, no me preguntes porqué.
 Creo que la simplicidad es lo más lindo que alguien puede tener. Creo que tomarse un té mientras se cuentan los dedos de los pies es mucho más lindo que tener una familia o esas cosas raras que la gente hace. Creo que la risa tiene vida propia, completamente ajena a la persona.
 Estoy casi segura de que las calles se cambian de lugar, al igual que los locales, que los relojes andan como quieren y que mi pelo nunca se va a poner de acuerdo con mi cara.
 Hoy no es mi día, este no es mi mes, tampoco mi año. Mi vida no es la ideal pero ya estoy acostumbrada al caos.

 Si me encontrás por algún lado te recomiendo que te alejes, pero si te acercás te invito a que tomemos un vino y me cuentes de vos.

4 mar 2013

Divina Especie.

  Tengo la certeza de que varios de mis contemporáneos hubieran deseado que el ser humano evolucione de otra manera. Que además del pulgar oponible que le permite recoger lo necesario de cada lugar recorrido, debería haber podido dejar allí su piel,como lo hacen las serpientes.

  De esta manera hubiera perdido los estigmas de sus recuerdos y seguiría su camino de manera renovada. Pero está destinado a agrietarse por el inevitable avance del tiempo. A que cada gesto se multiplique y se le vayan adhiriendo a su coraza como enredaderas que se apoderan de la fachada. Y busca infructuosamente librarse de ellas. 
  Así como las baldosas se van transformando en olas movidas al entero antojo de las raíces de los árboles, el hombre resulta alterado por los cimbronazos de la vida.
  Esto no es apreciable con un simple vistazo y, sin embargo, parece que le resulta primordial el ocultarlo.

  Vemos así un universo de fantasmas que deambula por las calles esperando o desesperando, según como se los catalogue, por cosas triviales.

  Eso sí, cada vez mejor conservados por fuera aunque más consumidos por dentro. Porque los avances de la química y la medicina han sido más rápidos y fáciles de obtener que los cambios que esencialmente precisa.
   Debe ser por esto que prefiere continuar mirándose en espejos antes que indagando en su interior.

28 sept 2012

Pelusas


  “Pero qué onda nena, ¿A vos cuando estás triste te salen pelusas en los ojos?” “Y si, ¿Qué querés que haga?”
  Pelusas, hojas secas, retazos de tela que sobraron de la cortina de la cocina. Una vez me salió una pelotita de pelotero, perfectamente redonda, con olor a pata y a hamburguesa de McDonald’s.
 
  Apenas salió el sol y ya estás otra vez llorando. Increíble. No queda otra que volver a poner la pava en el fuego, cambiar la yerba con gusto a nostalgia intrascendental y agregarle un poco de azúcar a ver si endulza la mañana.

  ¿Cuáles el precio que hay que pagar por la tranquilidad?

  La vida tiene que ser algo mas que la monotonía y estas ganas cotidianas de llorar. Es que sabés, creo que a mi nunca me gustaron las montañas rusas.
  Lo mismo ahora, que en el fondo la vida se me escurre entre los pies como un charco de agua en las baldosas de la cocina y yo solo mirando. Mirando y escribiendo en las comandas de pedidos, saboreando el humo indescifrable de la rutina en el pucho amargo durante el descanso.
 
  Pensar que decía, yo nací para esto. Nadie nació para esto y ahora me ato sola a la pata de la cama con tal de escaparle a la vorágine de tus ojos, a las ansias de movimiento y polvo de camino.
  Claro, y ensima lo hago con la excusa de la revolución. Patético.
 
  ¿Sabés que pasa? Para cambiar el mundo hay que amarse mucho, muchísimo. Y no nos damos cuenta de que ya no importa el plan perfecto si nos seguimos clavando agujas en los ojos los unos a los otros todas las mañanas.
   
  Solo me queda calzarme las alpargatas y dejarme llevar por el viento del invierno escuchando Arbolito, luchando contra mi propio adormecimiento, solo por seguir teniendo un poco de una sonrisa que es una obra de arte.
  Dejar de conformarme con el vino y el guiso de lentejas, el cabeceo en la ducha, los mates y los bizcochos. Con el timbre a las once de la noche, el chocolate y tu sonrisa.
 
  Volver a treparme a los árboles, descalza. Libre, linda. Muy loca, claro.
 
  Luchar una vez más, de cara al sol. Con todos por lo que es de todos. Siempre el mate listo en la mochila y que los libros me acompañen.
  

20 ago 2012

Canción de cuna.



  Duérmete niña, dejá que sea yo la que cierre la ventana. Hace frío hoy. Duerme que mañana es un día difícil como todos. Yo la pelearé porque puedas volver a la cama.
  Duerme niña, dejá que te proteja de los horrores que nos envuelven y dejá que sea yo quien te arrope. porque eso es lo que se debe hacer cuando uno duerme y hace frío.
  Duérmete que yo me encargaré de espantar los monstruos y no dejaré que pasen los payasos; contaré para que los que quieren tocarte se queden sin amor y los que quieran reírse lo maten ellos mismos.
  Duerme corazón, que yo llegaré tarde y la noche es oscura. Vos no debés verla y yo la la conozco desde hace mucho tiempo. Dejá que sea yo la que pinte las estrellas aunque luego sean tragadas. Dejá que lo intente aunque vos sigas teniendo frío y tires lejos la frazada. Dejá que te cubra con ella y no te enojes, tengo que ser yo la que haga todo eso.
  Duérmete niña, vos no tenés que preocuparte por nada; te voy a preparar el desayuno que mas te gusta.
  Dejá que yo me arrope en mi cama y abrace mi almohada; la única blanda, y cargue con mis terrores sin santiguarme.
  Duerme que yo pondré tus cosas en una carreta y las transportaré por cuestas. Dejá que sea yo quien diga que todo es color de rosas y te seque las mejillas de lágrimas cuando se avecine la oscuridad.

24 jul 2012

El que busca...

 Soñó con ella nuevamente.
 Ya no sabía realmente cuántas noches había estado entreverada en los cuentos que fabula el inconsciente en esas horas. Cada vez se iba acercando más, conforme pasaba cada una de ellas.
 Empezó siendo un contorno sutil, envuelta en finas sedas blancas que flotaban irreverentes por la brisa tenue que parecía atravesarla toda.
 La noche siguiente a su primer aparición, intentó encontrarla nuevamente. Claro estaba que se le iba a dificultar hacerlo.


 Volvió a aparecer una tarde calurosa de domingo. Allí, meciéndose en una hamaca paraguaya en la desolada galería de su casa de campo, comenzó a acercarse sigilosa.
 Pudo distinguir tu delgadez extrema en ese resplandor inexplicable que la vestía y hasta creyó ser invadido por su aroma en aquella ocasión.
 Muchas veces, ella solía quedarse observando sin hacer nada. Y el también entraba en ese juego de miradas sin ojos, esa dialéctica muda que los ataba en lo denso de la negrura del cuarto.


 Durante el día la traía a la mente intentando descifrar si era alguna de las mujeres que conocía o había conocido. Recordó una antigua novia descendiente de alemanes, otra rubia de la cual no conocía filiación pero de la que sí podía dar fe de su extrema palidez.
 Pero ninguna era tan alta como ella y carecían todas de su gracia en el andar. Podría jurar que flotaba y no se hundiría luego en los avernos.


 Manejaba en la madrugada. Presuroso porque el negro cielo amenazaba con escupir aquellas bolas de hielo que, inefables, convertían a los coches en coladores con ruedas. El destellar amarillo de los semáforos hacía que la imprudencia estuviera dentro de cierto marco legal, aunque a esas alturas llevara el auto a unos 100 km por hora por la desolada avenida.
 Comenzó a gotear grueso y el pie derecho se tentó a hundir el pedal aún más. Las noticias daban cuenta de que granizaba a unos escasos kilómetros y que era inminente que lo mismo ocurriera en la ciudad.


 Salió de la nada, cruzando la esquina sin detenerse y enfiló resuelta hacia el. Como si quisiera haberlo encontrado desde aquella noche en que la vió danzando en el horizonte, toda su belleza envuelta en el blanco halo.
 "Debo decirte ahora, cara a cara, que no te han hecho honra quienes te dibujaron de negro cargando una pesada hoz en tus hombros." Dijo y luego se elevó.

1 jul 2012

Las Circunstancias

  Tengo que hablarte, así lo imponen las circunstancias. 
  Sé que esta charla será estéril como las que nunca tuvimos a su tiempo. Así tantos silencios entre nosotras dieron como resultado a dos extrañas entrelazadas genéticamente. 
  Por un momento, se que existió el deseo de que integremos tu patrimonio, pero luego nos empeñaste a cambio de una mal entendida libertad. Una libertad que te hizo agua la boca, pero era solo un espejismo.
  Todos somos libres siempre. Nada puede atorarnos mas que nosotros mismos. Pero sentiste que ser madre y esposa te quedaba bien y así fue hasta que no pudiste soportar mas las peripecias conyugales.
  Olvidaste algo importante tras la puerta. Un detalle menos a luz de como se dieron las cosas.
  Pasaste a ser tan etérea que tras mas de cinco años de su partida, tu presencia era similar a tu ausencia. Olvidamos tu cara por tanto ver tu nuca, nos hiciste sentir que vivíamos con una extraña.
  ¿Qué habrás opinado de mi boletín del colegio? ¿Cómo habrás acompañado mis perdidas? No puedo recordarlo.
  
  No hay amor ni rencor. Aséptica es todo. Este bloqueo es el que debo romper  para olvidarme de algo que engendré dentro mio. Un búnquer inexpugnable donde residen todas mis emociones para con vos.
  No tengo la llave, pero te aseguro que pesa.
  Vengo trabajando hace tiempo para liberar esta carga, pero se ve que esta es figurita difícil. 

  Hoy la historia se repite. No conmigo, por supuesto. Eso no lo permitiría jamás. Pero aún así se siente y mucho.
  Esa loca manía que tenés de tirar todo por la borda tan egoistamente  es la que me desespera.
  Hay gente a tu alrededor que todavía depende de vos y es muy inocente para siquiera tratar de entender tu accionar. Yo era muy inocente también.
  Pero con los años se aprende, ¿No?. Uno crece y empieza a ver la vida de otra manera. ¿Y que pasa con los años que quedan en el medio? Esos en los que sabemos que algo pasa pero no entendemos bien qué. Son los años mas difíciles de olvidar.

  Te pido que lo pienses. Mientras tanto, por mi parte, te dejo estas lineas hasta que pueda quebrar este bloqueo emocional.
  Por algo se empieza.
  


Esencia

  En carnavales de señales no verbales, fué descubriendo el lenguaje del inconsciente. En busca de alguien que la pueda ver a través del follaje.
  Interpretó modestos gestos que vio en si misma y entendió el mensaje.
  "¡Vacuna para incongruentes!" Gritó. "Bendito aprendizaje".
  Y de pronto sintió que se le inflaba el pecho. Vertiginosa sensación.

  Entre ilusiones y comparaciones enjuició toda una vida entera. Y hoy ve como un juicio que antes servía, ya no sirve.
  "Pero ahora, ¿Cómo se hace? ¿Cómo saco esto de acá? ¿Como empiezo de nuevo? ¿Cómo perdono? ¿Cómo disfruto del juego?".

  Entonces sintió un nudo en la garganta. Pero sin embargo disfrutó.
  Llamó aceptación a ese llanto sin consuelo y desde ahí transformó la rigidez de ese miedo cruel y paralizador en impulso motor.
  Fué en busca de su esencia una y mil veces y encontró que esta siempre mutaba. De forma, espacio, tiempo, todo acorde a la emoción del momento en el que estaba.
  Fue entonces que hizo conciencia y creyó comprender: "Mi esencia no es mi historia".
  Sintió livianos los hombros y cayó rumbo al cielo. 

  Llamó plenitud a esa risa a carcajada y desde ahí la virtud de vivir libre o nada, creció. 

27 jun 2012

Viaje


Ella iba pensando en mil cosas a la vez, como solia hacer todas las mañanas que se sentaba tras el volante camino al laburo. Dinero y familia eran los temas ganadores de la lotería de pensamientos en ese viaje.
De fondo se escuchaba a la Negra Vernacci puteando a alguien. Cuando no pensaba en nada, la Negra podía lograr que la congestión diaria de la autopista Ricchieri sea mas amena. Pero ese día, el insulto sólo entraba de relleno.
Pasó la peor parte y entró en la zona rural. De esta forma se evitaba un par de peajes y podía pisar un poco más el auto.
De setenta a ochenta. De ochenta a ciento diez. Conocía cada centímetro de esa ruta, la había recorrido todos los días durante ya seis años. Sabía donde estaba cada bache o desnivel y hasta cuando debía bajar un poco la velocidad por radares que controlaban.
Lo que no sabía era que la noche anterior, el chofer del 51 Ramal Temperley, había decidido pasarla de largo sin dormir. En consecuencia, en uno de sus cabezazos, mordió la banquina estando a escasos metros de su auto.
En un intento desesperado por no arremeter contra el monstruo y sus cincuenta pasajeros, giró el volante hasta quedar a centímetros de un árbol que amenazaba con comérsela en vida.
Lo único que logró sacarla del shock fue el estruendo del colectivo revolcándose entre la maleza. Primera fila para ese espectáculo de terror.
Apenas se detuvo el derrumbe, salió ejectada de su auto para asistir a los pasajeros, aunque no tenía la menor idea sobre primeros auxilios. Pero ya no se sentía vida en el aire. A pesar de estar cerca de la ruta, sintió un silencio que en su vida había percibido. Un silencio desgarrador.
Pasaron segundos que parecieron horas. Finalmente, una señora que había frenado  detrás de ella, rompió el silencio con un grito que le penetró hasta los huesos.

Pasaron varios meses y hasta casi un año para que ella se pueda recuperar de este episodio. La noticia la siguió por doquier y estaba en boca de todos.
Pero como toda noticia, se fue viendo opacada por otras más frescas. Cada tanto mencionaban el tema, pero ya era mas soportable.
Su vida siguió y también la vida de los que la rodeaban. “Hay que moverse que sino te pisan” le recordaban constantemente.

Una mañana de invierno en otoño, su auto se declaró en huelga. El frío que le congelaba las arterias también hacía estragos en los motores.
Decidió que no iba a seguir luchando contra esa antigüedad. Además lo último que quería era llegar tarde y tener que quedarse haciendo horas extra. Buscó sus auriculares en la mochila y emprendió caminata hacia la parada.
Terminaba  el programa de Pettinato para dar paso al próximo cuando vió acercarse el colectivo. Cedió el paso a una señora que ocupó el ultimo asiento disponible. “Mala suerte” pensó.
Durante sus años de estudiante, había desarrollado una cierta habilidad para dormir de pie, por lo que se sostuvo del pasamano, reposó la cabeza en su brazo y cerró los ojos.
No habían pasado mas de veinte minutos cuando se despertó por una carcajada estrepitosa de la Negra que sonaba por los auriculares.
Miró por la ventana y se alegró al saber que ya habían pasado la peor parte y estaban entrando en la zona rural.
Alegría que le duró hasta sentir al bondi morder la banquina.






31 may 2012

Round eterno


  Hace días que algo atenta contra mí.
  Soy yo una vez más. Saboteando de a poco, y con el mayor de los sigilos, toda esperanza de superación.

  Arquitecta ciega de un destino sordo que no sabe de otra cosa más que repetirse incesantemente. Confinando el bálsamo de esperanza que pudiera aflorar de la sequía, eliminando todo rastro de verde que quedara de la nada.
  Eligiendo no elegir. Atravesando también el dolor físicamente, una masoquista enredada en los hilos de la marioneta que se encargó de cincelar y vestir.
  Testigo muda del debate interno que se produce de tanto en tanto, donde siempre vence por puntos el mismo sujeto.
  ¿Qué le queda al que quiere asomar la cabeza y demostrar de qué está hecho? Sólo la resignación de ver cómo se arreglan los resultados que lo confinan a continuar entrenando en las sombras, cada vez más duramente.

  Una campeona sin corona, sin alientos, que suele quedarse sin banquito sobre el ring. Alguien a la que el tiempo, ser inclaudicable, lleva a otro round para ser sacudida nuevamente hasta quedar extenuada en la lona implorando que se arroje la toalla.
  Imaginando en ese trance un mejor pasar, donde sea ella quien elija al combatiente y no estar confinada a ser la partenaire de cualquier desquiciado que detente el poder. Poder económico, poder mental, poder físico.

  Siento que revuelvo el basural para ver qué me han dejado de ellos. Y las sobras, a esta altura de los hechos, no bastan para seguir adelante.
  Tiene que haber algo superador. Intento encontrarlo de vez en cuando, sobre todo si las circunstancias se vuelven irremontables. Pero la búsqueda dura menos que el padecimiento.
 
  He allí parte del porqué me devuelve esta imagen el impiadoso espejo.
  Si pusiera el mismo énfasis para hallar la claridad, no estaría sumergida en el ocaso.

  Tengo una cuenta pendiente con esta mina.

24 may 2012

Perdido



Luego de ir y venir por tantos lugares, de desandar el recorrido una y otra vez mil veces, ahí estaba tal cual lo había visto la última vez cuando se escapó.

Casi que me animo a preguntarle si era él por temor a llevarme algo ajeno. Estaba jugando con el agua del bebedero, en la plaza de mi viejo colegio.
Había quedado por el piso hace un tiempo y se ve que, aburrido, decidió echarse a andar y rehacer su vida.
Yo seguí con la mía, a otro pulso obviamente, sintiendo terriblemente su ausencia al principio y luego agradecida de que hubiera seguido su camino.

En ese lapso me cambió el carácter. Me sentí invulnerable, omnipotente e inmensamente vacía a la vez.
Hacía carrera en la facultad, ganándome el cariño de algunos compañeros y la antipatía de otros. Eso no me generaba absolutamente nada, puesto que habían pasado a ser poco menos relevantes que la limpieza del banco en el que habitualmente trabajaba.

Tampoco estaba al tanto de la familia y mis amigos. Desconecté el teléfono al primer llamado inquisidor, con la parsimonia con la que suelo acariciar al perro. Más por evitar el desvelo que por brindarle cariño. ¿Cariño? Tenía recuerdo de algo similar. Una sensación vaga, un pequeño destello nomás.

Definitivamente los sentimientos se los había llevado aquel que, ahora, estaba sentado en la hamaca, conmovido al ver un par de gemelos jugando en el subibaja.

Decidí no preguntar y, tomándolo con la guardia baja, lo encarcelé inmediatamente donde solía estar.
Juré nunca más sentirme tan triste como para perderlo de nuevo.
Prometí darle debida atención a sus inquietudes, a su parecer.

Al fin de cuentas es mi único corazón.

18 may 2012

Un Año

                                                                                                                            
                                                                                                                                                                         16/05/2012

  Esa noche, hace exactamente un año, el médico de guardia del Hospital Italiano nos ponía al tanto de la situación: "Dejó de sufrir" dijo.

  Entonces ese cielo azul que habías pintado en nuestras vidas se tornó gris y sombrío. Me costó mucho entenderlo. No podía. No quería.
  Es muy duro aceptar la ausencia de quienes amamos. Uno comienza a hurgar en la mente en busca de algún indicio  que nos confirme que no es posible, que no se han ido.

  Todavía sigo emprendida en esa agotadora búsqueda utópica. Tratando de encontrar respuestas que nunca existieron y no van a existir.

  Sabemos bien que conservaste tu esperanza y tus ganas de vivir hasta el final. También lo hicimos nosotros, aunque no hayamos sabido demostrarlo (o por lo menos yo). 
  Porque mientras la vida se te escurría como la arena de un antiguo reloj, ese corazón que se apagaba comenzaba a soñar con el dulce latir de una nueva vida. Eso llenó de amor tus últimos recuerdos.

  La música y el arte se fueron detrás tuyo. No querían quedarse. Se durmieron en tu pecho y ahí se quedarán para siempre.
  También tus obras en tanto (o tan pocos) años de fiel servicio. El cariño, los amigos recogidos a lo largo del camino. Todo se fué con vos. Y está bien, no quiero que estés sola. Sé que no te gusta.

  Así como tu casa era mi casa, mis sueños son tu realidad. Ahí es donde puedo encontrarte siempre que te necesite. Siempre que esté buscando una palabra justa o solo oír esa risa estrepitosa que te salía cada vez que intentabas hacerme reír a mi. Siempre lo lograste en el primer intento.

  Sé que esta carta no va a llegar nunca a tus manos.
  Quizás hasta quede agonizando en algún rincón oscuro del cajón de mi mesa de luz. Que ironía, ¿No?
  Simplemente pretende arrancar del olvido esos años tan hermosos. Toda una vida, tu vida. Líneas que sólo buscan evocarte, para no perder la costumbre.

  Quiero que sepas que pese al tiempo que pasó, no solo te tengo presente, sino que sigo siendo esa misma nena que conociste en aquella salita de cinco del Colegio La Anunciata y con la que creciste hasta tus veinte años.
  Siempre te preocupaste por que así sea. No lo hagas más.

  Te extraño, te necesito, te amo. 


  Tu Paisa



14 may 2012

Espejo II

  Mirando al espejo del baño, la vieja cicatriz de la última filtración en el techo, los azulejos despoblados, la puerta y el toallón desprolijamente colgado.
  Ningun rastro de mi humanidad. 

  Volví a mirarlo incrédula y se mantuvo estóica la primer postal. ¿Acaso era obra de algún perverso engaño que me jugaba la luz? ¿Cuál sería el causal de tal distorsión?. 
  Me fui aproximando cobardemente, como si fuera a engullirme si me paraba de imprevisto frente a él.
  Esperando dar con mi falsa gemela esta vez. 
  Quedé expectante a la derecha del marco. Sentí correr una gélida gota por la frente, que se detuvo al dar con el piso de cerámica provocando un mínimo ruido que invadió el silencio de las dudas. 
  ¿Podría haber desaparecido sin notarlo, muerta repentinamente en un sueño que nunca logré terminar?
  Diversas conjeturas chocaban entre sí, ninguna tendría chances dentro de los parámetros normales. 

  Comencé a acercarme con la máxima lentitud posible, contando internamente irresolutos "A la una, a las dos y a las...". Inspiré resignación y esperanza por partes iguales. 
  Envalentonada, comenzaron a asomar los primeros cabellos despeinados, y un par de ojos en franca luna llena, eclipsados por oscuras ojeras. 
  Siguió luego un torso abrigado hasta el cuello, de hombros redondeados salpicados por pequeños lunares que no podían verse.
  Una mano se acercaba a la imágen señalando a la extraña que aparecía, con quien compartía sí la misma cicatriz en el ojo izquierdo. La recordaba bastante más grande, ahora casi se perdía en la densidad de las tupidas cejas. 

  Podría haber sido una cualquiera hasta que habló y me dijo: "Si no encontraste a la que buscabas, lejos estoy de ser la responsable. Yo sólo te muestro al que querés ver. Podrías haberte reflejado así en la primera oportunidad, pero querías dar con la chica que dejaste atrás hace tiempo. Ahora aceptaste tu ser tal cual es, sólo deberías sentirlo así". 

  Nunca supe si hubo realmente algún sonido en ese cubículo, sólo sé que tomé el cepillo y comencé a peinarme pensando un "Hasta la próxima".

11 may 2012

Frito

  Corriendo para vencer las agujas. El día no alcanza. Habría que atrasar el calendario un par de meses para hacer lo que uno desea, antes de cambiar el almanaque.
  Presión, presión y más presión. Compromisos, autohostigamiento, dilapidación de vida. Cada vez más asfixiantes, en medio del océano de gente, los minutos implacablemente caen. Y uno debe llegar como sea, a cualquier precio.

  ¿A cualquier precio? ¿Llegar adónde? A pisar la sien de quien sea por un puesto, a acribillar con la bocina al que demoró una fracción más que el verde del semáforo, a perder la dignidad a la vuelta de la esquina, a olvidarse de los amigos por asociarse al cansancio, a negarse al amor para mimetizarse con la cama vencido tras la dura jornada.

  Estamos fuera de eje, echando relámpagos por la boca. Provocando, irritando, condenando sin juicio. Una sociedad que se embrutece y apela al sálvese quien pueda, a que el último apague la luz.
  Ya no hay tiempo para la reflexión, para un buen libro, para un cafe en un bar. El vértigo es dueño. Inmersos en la vorágine, ni se llega a cuestionar su mandato.

  Carecemos del bien más preciado para afrontar el costo del confort. Idealizamos las ofertas, impulsando el changuito y rematando la tarjeta. Pero no existe góndola que lo contenga.
  Vacía estaría apenas la cargaran porque pagaríamos lo que sea por él. Así seguimos esperando que algún cráneo encuentre el elixir que nos mantenga radiantes y joviales, derrochando vitalidad  hacia afuera.

  Adentro viene haciendo estragos, con su silencio mortal.
  La tensión traducida en múltiples contracturas, reumas, úlceras y hasta cánceres. La única cura es escapar a la locura que nos quieren imponer.

  Yo era una de ellos. Ahogaba los gritos del hastío como podìa.
  Tenía diagnóstico, pero tenía miedo al remedio.
  Aunque todavía no existe homeopatía ni medicamento que ose vencer este bloqueo hasta hoy.

  El temor a la libertad es un signo de estos días. Días que se evaporan porque, pensando y penando, sólo logramos que se nos escapen.

8 may 2012

Bocanada

  Estiré el brazo buscándote. El vació fue respuesta y desaliento.
  Quise mitigar la oscuridad, vencer juntos una vez más al impune viento que traspasa por la noche las cortinas del cuarto. No hubo respuesta.

  Parece mentira después de tanto tiempo y tanta vida dejada atrás. Ni despedida hubo siquiera. Sólo el abandono impensado que, aún hoy, me tortura a estas horas.
  Extrañar es, casi a esta altura, el menor de los males. Me siento perdida sin tu presencia, sin tu perfume.

  Cambiaron mis hábitos, mis costumbres sagradas, rituales en los que nos entregábamos sin medir consecuencias.
  Aún recuerdo cuando nos escondíamos al principio, alejándonos de los que ignoraban nuestro vínculo.
Sólo nos mostrábamos algunas noches de fin de semana, mimetizados entre la turba adolescente. Aun así, nos sentíamos en falta al regresar al hogar y procurábamos conservar la relación bajo llave.

  Pasaron más de cuatro meses ya.
  Quiero dejar de quererte aún. Es un esfuerzo titánico, bien lo sabés. Abusándote, paseás frente a los flashes de la mano con otra que no sabe de privacidad. Tu boca despechada.

  Y yo te nombro tantas veces que te hago presente en la ausencia. Una actitud destinada más a dar lástima que a volver a encontrarte realmente. Aunque sé que estás en cualquier esquina a la espera de mis ruegos. No porque me necesites, sino porque me conocés perfectamente.

  Igual te confieso: No quise librarme de vos, no quiero olvidarte por siempre. Hicimos una pareja fantástica más de una vez y vencimos tantos obstáculos unidos que, ahora, comprendo cuán vulnerable me hice sin tu calor.

 El sueño por fin vence. Una vez más logré pasar otra jornada sin besarte.

6 may 2012

Milagro

  ¿En qué creemos cuando no creemos en nada?
  Infinitas veces la gente ahoga sus penas hablando (por decirlo de alguna manera) con Dios. Pidiendo un consejo, inmolándose en busca del regocijo de la vida eterna, o simplemente agradeciendo por algún empleo que surgió como resultado de un hechizo voodoo.
  Ellos le pusieron nombre a estos actos divinos: Milagro.
  Es lo que esperan mientras invierten horas, días hablando con ese Supremo. Convencidos de que los escucha y anota cada uno de sus mandados.

  Pero lo único que yo puedo ver, es como le charlan al viento.
  No es que desee denotar una inteligencia superior denigrando al creyente, todo lo contrario. Moriría por tener algo en que refugiarme cuando la suerte parece haber hecho las valijas.
 Pero no puedo, porque no lo veo. Porque no lo creo.

  Entonces, ¿En quién sostenerme?
  ¿Amigos? Sí, a veces lo hago, o por lo menos lo intento. Pero ellos se encuentran en mi misma posición, ¿o no? En la misma posición que la familia, el psicólogo o el sacerdote de la iglesia de la esquina. Simples humanos, personas de carne y hueso. Incapaces de ver mas allá  de lo táctil y conocido.
  Podría buscar consuelo en algún cercano fallecido. En mi abuelo, mi tío, en Romi. Pero, ¿Qué pueden hacer ellos estando tres metros bajo tierra y con un corazón que no distribuye sangre? Y si lo hiciera, ¿No estarían en la misma posición que los amigos, la familia, el psicólogo o el sacerdote de la iglesia de la esquina?.

  Llego entonces a la conclusión de que al fin y al cabo, cada uno de nosotros estamos por nuestra cuenta. Cada uno de nosotros nos tenemos que cuidar nuestras propias espaldas, frentes y dorsales.
 Si, triste. Pero esa es mi creencia, mi religión. Habrá quienes la impugnen o la traten de vaga y desesperanzadora. Allá ellos. 
 Yo, por mi parte seguiré sacando el agua de mi bote averiado.
  Esperando mi "Milagro". 

3 may 2012

Tu nombre

 Te respeto por lo que sos y por lo que sos capaz de hacer. 
 Con tu filosofía colosal arremetés sin aviso, sin piedad, sin misericordia. Siempre con tus objetivos fijados, tu intento insaciable, esa hambre voraz que no se calma nunca. 
 Es una lástima que estés del bando contrario, que hayas elegido ese camino, pero es la verdad que no deja de torturar. 
 Si tomáramos tu actuar y tu desarrollo, tal vez no hubiese razón para sentir temor. El sufrimiento pasaría a un segundo plano. 
Porque no distinguís entre color, raza, religión o sexo. Sólo te preocupa llegar y hacer tu trabajo sin que nadie te interrumpa o te moleste. 

 Ojalá pudiera escuchar tu voz y recibir de tu parte lecciones que nadie más pueda enseñarme. 
 Para saber como comportarme sin pensar, sin tener miedo. 
 Para que me digas tu secreto, que me cuentes por qué te llamas de esa manera tan repugnante que remueve el estómago cada vez que alguien te menciona. 
 Para que me expliques (si podés) cómo fue que elegiste el sufrimiento y no la bondad.

 Podés ser dolorosa, callada, abusiva, tediosa. Y hasta en ocasiones compasiva e inesperada. 
 Cómo disiento de lo que hacés a la vida, pero cómo admiro la forma en que lo hacés. Tan minuciosa y detallista. 

 Le tengo pánico tu presencia. Por que te vi frente a frente más de una vez. Pero no es cuando estamos a solas que el miedo me domina, sino cuando venís en busca de un ser querido. Maldita entrometida. 
 No sé tus razones y te confieso no me agradás para nada.
 Si pudiera te robaría todas tus ideas, fortalezas y propósitos, para así poder salvar a los míos. 
 Para darles serenidad, y quitarles aprensión. 
 Y al fin ser más fuerte que vos y poder cambiar tu nombre: Enfermedad.

25 abr 2012

Pasatiempo


  Como en cuentagotas, los minutos pesan y se van amuchando de a sesenta rebautizándose en horas.
   Los contemplo en este ritual, imperturbable. O no tanto.

    Es que la quietud del cuerpo discrepa con la velocidad mental. Ahí, donde se pierde la noción de qué es lo actual, pasado y futuro. Un álbum donde los muertos danzan con los nonatos, donde uno es, fué y será.
   Todo es posible porque gobierna lo insensato: variantes a situaciones perimidas florecen nuevamente para atormentarnos en silencio.
   Aquello que dejamos atrás se nos pone por delante para azotarnos por enésima vez. El dolor nunca se da por vencido.
   Lo irremediable reencarna y toma forma para que recordemos eternamente. Y cuando creemos que estamos nuevamente en carrera, fortalecidos por las vivencias, llegan otras que nos transportan a viejas situaciones. E

   Esto ya lo pasé decimos, cerrándonos así la puerta. Qué es real y qué no. Lo que acontece en este momento se vuelve indescifrable por no poder distinguir entre cada una de las fotos que llueven como recuerdos mojados.
   Otro conjunto se reagrupa empujando al 25, recibiendo al 26.
   El lápiz y yo seguimos estimulando la catarata de palabras. Esas que suelen decir tan poco a veces. 

   Tengo una excusa, no hay testigos que la avalen pero lo mío fue en defensa propia. Sólo quería seguir con mi pasatiempo, asesinar este maldito reloj y a todos los números que habitan en él.

24 abr 2012

Aprender a escuchar


  No en vano el cuerpo nos da señales.
  Nos negamos muchas veces a verlas, a percibirlas, minimizándolas.
  Algunas son sutiles, a veces, pequeños destellos. Otras son más severas y drásticas pero llegan cuando dejamos pasar a las primeras, indiferentes.

  Este packaging es un diseño perfecto que viene en distintos tamaños y formas. Hay quienes se empeñan deliberadamente en transformar el original, otros que se empecinan en arruinarlo con el correr del tiempo.

  Pocos gozan de lo que en fortuna les ha tocado. Y lo descuidan por lo general de diversas maneras. Negándolo, escondiéndolo, acobardándolo en esta pasarela absurda en que se ha convertido la calle.
  Castigándolo con sobrecargas, exigiendo cada vez más sus fibras para ganar la aprobación del jurado neurótico de la última fila del colectivo.
  Llenándolo de toxinas por décadas, traumándolo con certeros golpes a la autoestima también. Pretendiendo que es otro de los trajes que colgamos cuando llegamos entrada ya la noche.

 Cuando el envase presenta alguna avería, intentamos emparcharlo con lo primero que se nos venga en mente: Calmantes, antifebriles, hepatoprotectores, anticonvulsivos, todo lo que colabore a tapar lo que nos quiere contar con sus manifestaciones.
  Y las señales pasan de largo una vez más, pero él tiene rencor y memoria.

   Es un viejo conocedor de nuestras mañas y manías y un día levanta el pie del acelerador y se tira a la banquina sin prender balizas.
   Tarde nos anoticiamos de que emprendimos el viaje sin rueda de auxilio y con el tanque casi vacío. Todavía somos capaces de enojarnos porque de eso, claro, no podemos olvidarnos.
  De cuidarlo debidamente, de darle respiro, agua y comida necesarias, abrigo y aire como lo requiera sí.

Escuchemosnos.

Egoísta

¿No me estás escuchando, no?
   
   Necesito que lo hagas, que me mires a los ojos cuando te hablo y que trates de comprender, aunque te parezca poco loable, las palabras que no estás saliendo de mi boca, porque son las más importantes.


   Necesito que me respondas cada tanto con una afirmación o una negación para saber que me estás siguiendo, que no hablo con los muebles. Que me interrumpas con un chiste cuando ves que se me humedecen los ojos. Que me abraces cuando me río nerviosa a carcajadas.


   Necesito que dejes de mirar el reloj. Que no me contestes con lo que te estoy diciendo, porque quiero oír palabras nuevas, palabras que no conozco.


   Necesito que me enseñes, y si no tenés nada para enseñarme, que te sientas libre de inventar. Es que no es el qué, sino el cómo y cuándo.


   Necesito que con un simple gesto o mirada te des cuenta que quiero que me preguntes si estoy bien. Y que me insistas una y mil veces cuando te conteste que si. Que me escuches cuando lloro a escondidas por más que nos separen tres puertas y quinientos kilómetro. Que me invites a dormir a tu cama y me arropes cuando me destape.

   Necesito que me hables de vos, que me cuentes tus miedos, tus amores, tus tristezas, tus alegrías y tus derrotas. Que me dejes buscarte aunque te escondas atrás de un témpano gigante de hielo. Encontrarte para conocerte.


   Necesito que me llames con cualquier excusa con tal de escuchar mi voz. Es que quiero que sólo con mi voz descubras mi estado de ánimo.


   Necesito que me sorprendas. Que me esperes sentada en las escaleras del edificio con el bolso en la mano. 
   Que me digas que por más que lo haya intentado, no me dejaste alejarte de mí. Y que puedo seguir tratando toda la vida aunque el fracaso sea inminente.


   Necesito tantas cosas que parezco una nena caprichosa y egoísta pidiéndote una bicicleta. Pero, ¿Es que vos no estás para eso?


   Necesito que me extrañes.

22 abr 2012

Considero


Considero genocida a quien adula a los traidores y le regala el perdón.


Considero dictadura la gestión del gobernante que dispara contra el arte, la cultura y la liberación.


Considero extraordinaro el arrojo de aquel soldado que ofreció toda su vida para liberar a Cuba.


Considero terrorista la actitud imperialista de intentar con sus falasias expandir su idiosincrasia.


Considero que si derogamos la marginación se podría, mis hermanos, conseguir la comunión. Pero sería de ingenuos esperar que del poder surja el acto benefacto de seder algo fe.


Considero un ignorante a quien no ve la realidad y a aquel que calla cuando sabe, lo considero un criminal. Que ignorara que el bohemio que se inspira en tu figura es más ruin que el periodista que explota su investidura.


Considero muy loable quién corta calles porque se muere de hambre, y el que no lo considera tiene llena la heladera.


Considero un total disparate camuflar un atentado. Considero una masacre 30/12/04.


Considero que el clientelismo y la esclavización, el contraste entre las clases, la burocracia y el patrón,las mentiras en los medios, la guerra y la represión son miserias de un sistema que congela el alma y pudre el corazón.

17 abr 2012

Espejo

Salí de mi para encontrarme.
Cansada de bucear en la densidad de miles de idas y vueltas, enfrenté al espejo exigiéndole claridad. La imagen no pudo serlo más. Ahí estaba nuevamente la culpable de todo este embrollo, de los insomnios, de las sienes latentes atiborradas de pensamientos.
Esa mina a la cual puedo detestar de tanto y tanto pero de quien no puedo librarme. ¿O si?
¿Cómo seguiría mi vida sin tenerla adosada para siempre, sin sentir su hostigamiento a diario?

Hablé sin temor a escuchar su respuesta. Ya estaba por demás agotada de tanto verla ahí altiva, desafiante y egoísta.
Sin ruedos le dije que hiciera las valijas de una buena vez, que íbamos a estar mejor cada una por su lado, aprendiendo a extrañarnos. Elevó la ceja decorando un estudiado gesto sobrador y sin más desapareció de mi vista.
Ahora sólo veía los amarillos azulejos del baño y el toallón naranja todavía húmedo de la reciente ducha. ¿Sería posible esto o estaba en un estado de somnolencia producto de tantos días mal dormidos?

Sacudí la cabeza tres veces de izquierda a derecha, un par más de abajo hacia arriba. Todo estaba exactamente igual.
Comprendí que, de ser un sueño, este era demasiado extraño. Pensé en anotarlo para desmenuzarlo en mi próxima sesión de terapia con amigas.
No solamente no hallé con qué sino que, además, me pinche con un alfiler que había quedado clavado en el colchón tras haber cosido un botón la noche anterior.

Estoy en la cama me dije, es una buena noticia.
Salté hacia el baño, miré el toallón sin marcas de humedad y me aproximé lentamente al espejo. Atiné a cogotear unos centímetros pero no llegué a tener la certeza de su devolución. Por primera vez tuve algo de miedo. Como si aquel deseo se hubiera cumplido y no tuviera chance de ver cómo se seguía poblando mi cabeza de finos hilos blancos, el rostro mutaba de a poco en un ajado mapa y las venas de mis manos se tiñeran de un violáceo como el que mi abuela supo llevar en las suyas.

Resuelta, abordé la cuestión sin más y crucé con mi cara el primer panel del botiquín.

Volví sobre mis mismos pasos y lo hice nuevamente. Una última duda estalló: ¿Era realmente esa mina quien yo creía o la que le hice creer a los demás?

9 oct 2011

El pasado del futuro.

Era una tarde asfixiante. Salía a buscar algo de sombra en la calle, engañándome. Los espacios verdes ya no son tan verdes y cada vez son menos.
Por acá surgen edificios mientras talan los escasos arboles de la cuadra para hacer una cochera.

¿Ese es el progreso realmente? ¿Cuándo será el certificado de defunción de la pelota en la calle y el mate en la vereda? ¿Será mucho pedir que los chicos se ensucien el el arenero en lugar de encerrarse en sus cuartos con Lysoform?

En la plaza sólo hay dos madres que matan el tiempo fumando un cigarrillo mientras los chicos juegan en la hamaca de plástico. No hay pelotas en el pasto ni vocecitas agudas que pidan el centro para el cabezaso.

¿Nostalgia? Puede ser, pero no deja de sorprenderme lo desértico del paisaje. Sé que es la única plaza en diez cuadras a la redonda, eso no cambió desde que era yo quién mojaba a la gente con bombuchas al legalizarse la temporada carnavalera. Donde dije "Pido" tantas veces, donde conté infinidad de treintas jugando a las escondidas, la mancha, el poliladron.

El sol me está dando de lleno en la cara y me despierto relajada.

¿Nostalgia? Puede ser, pero no deja de llamarme la atención lo que ocurre con el paso de tantos diciembres.

Doña María

Doña maría sale a la calle a la misma hora de siempre, bien temprano. Lleva el mate en la mano y se sienta en la puerta de su casa. Habla hasta con las paredes, el problema es que ellas nunca le contestan.
Mira a la gente para ver si reconoce algún rostro pasajero, piensa en tiempos pasados, disfruta del mate compañero.
Nada más verla me hizo imaginar su historia: Algún hijo que ya no sabe de dónde vino, un marido ausente, un pasado imperfecto, pero nunca tan sola.
La viejita de la esquina tiene un saquito color uva, pañuelo y un camisón negro con florcitas que alguna vez fueron blancas.
Su casa es, por lejos, la más chica y deteriorada del barrio. Supongo que vive con menos de lo justo y ess filtración en el techo traidor dejó de ser su prioridad hace mucho tiempo.
Una tarde escuché a una mujer en el almacén diciendo que estaba loca hacía años. No me cabe el diagnóstico barrial. Creo que se refugió en sí para poder subsistir, que cada vez que mira a alguien espera una charla. Por lo menos la conversación trillada del tiempo podría alegrarle el día.
Pero, al contrario, se resigna, junta sus cosas y se mete a la casa.

En definitiva, los viejos suelen ser dejados atrás, como los almanaques y los cepillos de dientes.

La espera

Recorrió la casa. Estaba exactamente como la había dejado. Las sábanas tapando los muebles, la luz que entraba por la ventana y hacía visible el polvo.
Se sentó en uno de los sillones. Esperó. Prendió un cigarrillo. Esperó.
Hasta que se dió cuenta que no esperaba a nadie. Tiró la ceniza al piso colaborando con la ambientación y dió otra bocanada.
Se levantó y empezó a inspeccionar el cuarto más detalladamente. El piso de madera se quejaba con cada paso.
Descubrió el espejo que ya no reflejaba su imagen. Intentó limpiarlo con su aliento, pero no pasó nada.
Entonces volvió a esperar. Se había quedado mirando ese sombrero que, en un momento, le había quedado tan bien. Buenos recuerdos.
Volvió a mirar su no-reflejo en el espejo. Sacudió el sombrero, se lo puso y se recostó en el sillón volviendo a su sueño eterno.

28 ago 2011

Conexiones que desconectan.

Miradas bajas, silencio absoluto. Cada tanto alguien levanta la vista en busca de una mirada cómplice y vuelve a bajarla.
El sonido de la música que va al compás del de las teclas de ese aparato muy bueno para conocer los malos modales de la inmensa mayoría.
Mientras tanto, el contacto humano se dirige a la ruina.
Largas charlas, juegos y reflexiones grupales ya no son posibles, a menos que pasen a través de una pequeña pantalla.
Los que estamos afuera observamos y nos causa gracia ver sólo la parte superior de las cabezas. Aunque no tanta. Es frustrante. ¿No me estás escuchando, no?
Esa gran ventaja se convierte en su carcelero. No me extrañaría que en unos años (más bien pocos) empiecen a proliferar las clínicas de desintoxicación de móvil. No sería una mala idea.

Send.

24 ago 2011

Puntos de Vista

Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno.

La lluvia es una maldición para el turista y una buena noticia para el campesino.

Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es el turista.

Desde el punto de vista de los indios de las islas del mar Caribe, Cristóbal Colón, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas.

Desde el punto de vista del sur, el verano del norte es invierno.

Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía.

Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa.

Desde el punto de vista de Hipócrates, Galeno, Maimónides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre.

Desde el punto de vista de sus vecinos del pueblo de Cardona, el Toto Zaugg, que andaba con la misma ropa en verano y en invierno, era un hombre admirable:
"El Toto nunca tiene frío"- decían.
Él no decía nada. Frío tenía: lo que no tenía era un abrigo.

Desde el punto de vista de las estadísticas, si una persona recibe mil dólares y otra persona no recibe nada, cada una de esas personas aparece recibiendo quinientos dólares en el cómputo del ingreso per cápita.

Desde el punto de vista de la lucha contra la inflación, las medidas de ajuste son un buen remedio. Desde el punto de vista de quienes las padecen, las medidas de ajuste multiplican el cólera, el tifus, la tuberculosis y otras maldiciones.

Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche.

En la India, quienes llevan luto visten de blanco.


Eduardo Galeano ha dicho.

8 ago 2011

La Contraola


Recientemente aprendimos que en un Tsunami, es más peligrosa y desvastadora la contraola. Es decir, cuando el agua baja y vuelve nuevamente al mar. Es mucho más destructiva que la ola original.

En este Tsunami socio-político que estamos viviendo , estamos a punto de vivirla en toda su potencia. El gobierno desbocado y sin límites, desesperado por dar alguna respuesta espástica e insensata a una situación que ellos mismos generaron, se convierte en la contraola del Tsunami.

Esta se traducirá en compras usureras o en su defecto en expropiaciones a mansalva, especialmente a los que no son amigos del poder (estos seran en definitiva los grandes beneficiarios, como siempre).

"Algun sacrificio hay que ofrecer al monstruo, sino nos come." es el pensamiento que dirige la accion en los despachos del poder.

Y en el medio , siempre pagando la fiesta , el desorden , la inoperancia , la corrupción, los delitos, la joda!: La clase media argentina. Tironeada por todos lados, desgarrada por todos los gobiernos, hasta que muera en el intento de sostener a este bendito pais contruído y mantenido por la honorable clase media.


Quedan dos alternativas: Resisitir o huir.

Elijo la primera.

Ojalá que el peligro de la contraola nos encuentre más unidos y más sabios.


23 jul 2011

Ventana sobre el miedo.

El hambre desayuna miedo. El miedo al silencio aturde las calles.
El miedo amenaza:

Si usted ama, tendrá sida.
Si fuma, tendrá cáncer.
Si respira, tendrá contaminación.
Si bebe, tendrá accidentes.
Si come, tendrá colesterol.
Si habla, tendrá desempleo.
Si camina, tendrá violencia.
Si piensa, tendrá angustia.
Si duda, tendrá locura.
Si siente, tendrá soledad.

22 jul 2011

El Paraíso

Si nos portamos bien, está prometido que seremos todos iguales, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión ni opinión.Todos veremos las mismas imágenes y escucharemos los mismos sonidos.
Vestiremos las mismas ropas, comeremos la misma comida y estaremos solos en
la misma soledad adentro de casas iguales en barrios iguales de ciudades iguales
dónde respiraremos la misma basura y
seremos conducidos por los mismos automóviles y programados por las mismas computadoras, en un mundo que será maravilloso para todo lo que no tenga ni piernas ni patas ni alas ni raíces.